Rubén José Rossi fue aquél marcador central que integró el seleccionado juvenil argentino que se alzó con el título mundial de 1979 en Japón, venciendo a la URSS por 3 a 1. En aquel equipo estaban Diego Maradona, Ramón Díaz, Juan Simón, Osvaldo Escudero y Juan Barbas y fue dirigido por César Menotti, quien había conquistado el título mundial de 1978.
Rossi como jugador pasó por Colon, -equipo donde jugaba cuando obtuvo dicho título-, integrando también los planteles de Talleres de Córdoba, Loma Negra y el Moutiens de Francia entre otros.
Luego trabajó en las divisiones inferiores de Unión y Colón de Santa Fe, River y Quilmes. Actualmente forma parte del departamento de futbol de la Universidad Nacional del Litoral,además de ser director del fútbol infanto juvenil del club Ben Hur de Rafaela y director del área formativa de la escuela de entrenadores "César Luis Menotti".
Acá les dejamos la entrevista que le hicimos:
-¿Qué recuerdos tenés de aquel título juvenil que ganaron en Japón?
Tengo los mejores recuerdos de esa selección.No hay que olvidar que mi historia fue muy particular, yo nunca había jugado en divisiones inferiores, aparecí jugando en la primera local de la liga santafesina para Colón, jugué 9 partidos ahí, dos en tercera división y fui convocado a una preselección que era la primera en la que iba a ir el Flaco Menotti…Y bueno, a partir de ahí lo conocí a Cesar y he tenido una relación de amistad durante casi 40 años que se van a cumplir ahora. Más todavía, más de 40 años ...y bueno para mí significó el hito más importante en mi carrera futbolística, más allá de que después salí campeón preolímpico en Colombia con la selección del interior y que había sido preseleccionado para ir a los juegos olímpicos de Moscú en el 80. Haber salido campeón mundial juvenil con ese equipo para mí fue muy importante, más que por el título logrado por la forma que se logró y por el nivel que alcanzaron los jugadores con los que tuve la suerte de compartir ese equipo después. No olvidemos que ahí estuvo quien para mí ha sido uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos, sin ningún lugar a dudas, como es Diego Armando Maradona. Sin restarle méritos a otros jugadores brillantes que hubo en ese equipo, que después jugaron en selecciones mayores como Juan Simón, Gabriel Calderón, Juan Barbas y muchos otros.
-¿Que fue para vos lograrlo en un equipo en el que estaba Diego Maradona y que era dirigido por el Flaco Menotti que venía de ganar el año anterior el mundial de mayores?
Cómo lo dije anteriormente, Diego ha sido para mí uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos. No tengo ninguna duda. Fue un compañero maravilloso en esa época, guardo de él los mejores recuerdos. Una persona extraordinaria con unos valores increíbles, con principios, ideales. No recuerdo que nunca le haya gritado a un compañero, que lo haya maltratado, ni siquiera con la mirada, y él ya era Diego Armando Maradona. Sin embargo era todo solidaridad, todo compañerismo, siempre con la palabra de aliento, eso lo convertía futbolísticamente en el líder natural de ese equipo. Yo tengo que él fue el salto de calidad, como lo fue después el en el mundial 86, o Kempes en el mundial 78. Tenían un equipo, tenían jugadores que lo sostenían y después ellos hacían la diferencia....o hacen la diferencia, precisamente porque son elegidos. Entonces, jugar al lado de Diego fue maravilloso, lo disfruté muchísimo, tengo en la cabeza muchísimas cosas que pasaron con él futbolísticamente hablando: La capacidad que tenía para resolver las acciones del juego en milésimas de segundos, la impronta que tenía, la visión periférica de todo el campo de juego, una genialidad atrás de la otra para sacarse rivales de encima. En un fútbol que era absoluta y totalmente violentos y donde los espacios no abundaban, él era capaz de inventarlo y de generarlo donde nadie lo veía.
Del Flaco Menotti que puedo decir….Ha sido mi padre futbolístico, mi segundo viejo. Mi papá biológico, a quien amé profundamente, fue futbolista también en la década del 50 en River y fue entrenador, y César Luis futbolísticamente y humanamente fue la continuidad de él. César me brindó desde el primer momento afecto, cariño, y sabiduría fundamentalmente también, y siempre he considerado que esos son los dos estandartes para ejercer la autoridad que debe tener un entrenador de fútbol: el afecto, la sensibilidad y el conocimiento. Ante esos factores todos los futbolistas nos rendimos y en ese sentido Menotti ha marcado un hito en la historia del fútbol, les guste o no les guste, estén de acuerdo o no estén de acuerdo. Las dos últimas revoluciones futbolísticas que hubo en el mundo fueron el Milan de Arrigo Sacchi de los 80 y el legendario Barcelona de Pep Guardiola, y ambos han dicho que muchas de sus ideas futbolísticas se sustentaron en la filosofía de Menotti. Es decir, estamos en presencia de un individuo que ha marcado un antes y un después en la historia del fútbol del mundo, que ha sido referente de muchos entrenadores actuales. En la cantidad de jugadores que ha tenido en toda su trayectoria habrá algún desquiciado, malintencionado que habló mal de él pero ni se lo puede tener en cuenta porque entre cinco mil (no se la cantidad de jugadores que tuvo) solamente alguno puede haber dicho algo inoportuno ...pero bueno, allá con su conciencia. El 99.9 por ciento y un poquito más de todos los que lo tuvieron a Menotti han hablado bien de él, y eso termina siendo el logro más importante. Cesar ha venido a reconstruir la idea de Pedernera, de Di Stefano, de Peucelle, de los grandes entrenadores. A la historia rica del fútbol argentino él le dio un método, le dio un modelo, le dio una identidad. A partir de ahí el fútbol argentino se coronó primero campeón mundial y después campeón mundial juvenil con él. Las dos veces por primera vez, lo cual marca un hito histórico y marca que indudablemente hay un antes y un después de Menotti en el fútbol argentino, y no hay que ser muy inteligente para darse cuenta. César ha tenido y sigue teniendo una lucidez extraordinaria, hablo con él permanentemente porque tengo el orgullo de que me distinguió para estar en su escuela en la parte docente trabajando con él. Permanentemente nos reunimos y sigo encontrando en cada palabra de él una muestra de su sabiduría, de su ingenio y sobre todo de su inteligencia. Él puede detectar en un partido cosas que nadie puede ver y eso lo hace único a nivel mundial.
-¿Cómo ves a esta selección juvenil de cara al mundial de la categoría que comienza la semana próxima?
Como siempre, cuando se va a empezar un torneo uno le da rienda suelta a la ilusión. Tengo la esperanza de que Argentina recobre su identidad, que pueda hacer un campeonato muy importante. Esa selección tiene un jugador, un chico que nosotros llevamos a Colón cuando era muy chiquito…Chancalay,Tomás Chancalay así que tengo la ilusión también de que él pueda coronarse, como lo hice yo hace 40 años, campeón del mundo. Espero que Argentina pueda tener una actuación muy importante, que sus jugadores estén a la altura, que todo esté a la altura para defender las banderas del viejo y querido futbol argentino porque, en definitiva, se trata de eso. La lucha siempre ha sido la misma aunque la hayan querido desvirtuar. No es esa pregunta tonta de si yo prefiero ganar jugando mal o perder jugando bien. Lo que uno siempre debe decir es prefiero ganar jugando bien, y prefiero perder, si me toca, jugando bien, porque si gano la satisfacción es doble y si pierdo la tristeza prácticamente no existe. Así que, desde ese punto de vista, sigo esperando que las selecciones juveniles retomen la idea como en su momento con José Pekerman, y que sigan adelante nuestros jugadores, demostrando que Argentina se sigue refugiando en su pasado pero mirando siempre hacia el futuro.