Foto: Revista El Gráfico |
Argentina iba ganando por 1 a 0 hasta que en el minuto 85 el árbitro uruguayo Ángel Pazos anuló un gol al anfitrión. Parte de la afición peruana descontenta con el fallo arbitral ingresó al terreno de juego y ante esa situación la policía comenzó a reprimir a la gente, mientras parte del público intentaba huir del estadio provocando una estampida, ya que las puertas estaban cerradas por fuera. El saldo luctuoso arrojó más de 300 personas fallecidas y más de 800 resultaron heridas.
Luego de esta tragedia, el torneo fue suspendido y Argentina -que era el primero del certamen- clasificó directamente a los Juegos Olímpicos, mientras que un afectado Perú fue a un desempate con Brasil en el que perdió por 4 a 0. El gobierno peruano intentó minimizar o directamente ocultar la masacre.
El comisario que dio la orden de la represión fue condenado unos años más tarde a apenas 30 meses de cárcel. Increíble. Fue la peor tragedia ocurrida en un estadio de fútbol en toda la historia.
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