En el partido en el que la Unión Soviética le ganó 2 a 1 a Hungría por los cuartos de final del mundial de Inglaterra 1966, -resultado que permitió a los soviéticos clasificar para semifinales- se produjo un hecho muy curioso.
Luego de un rechazo de un jugador soviético, la pelota se fue a una de las plateas ubicada en la línea de banda y volvió al terreno de juego pinchada. El mismo balón pinchado fue reemplazado por otro y continuó el partido.
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