El 9 de octubre de 1996 se enfrentaban Estonia (el local) y Escocía, por el Grupo 4, en el Estadio Kadriorg de Tallin, en las eliminatorias para el mundial de 1998 a disputarse en Francia.
La FIFA adelantó el horario del partido por cuestiones vinculadas a la iluminación, ya que unas horas atrás los escoceses habían encontrado problemas. Ante esta situación los estonios se negaron rotundamente a presentarse en el nuevo horario alegando que el adelanto del horario del partido le generaría perdidas.
El combinado de Escocia, junto al árbitro yugoslavo Miroslav Radoman, salieron al campo de juego en el horario fijado. El juez dio inicio al encuentro con un solo equipo en el campo de juego, el que hizo el saque del medio y ahí quedó. A continuación la terna arbitral y los futbolistas del plantel de Escocia se retiraron de la cancha y después algunos de los aficionados escoceses, que habían viajado a Estonia, se quedaron jugando un picado.
Horas más tarde, el plantel estonio se hizo presente en el horario que se había fijado inicialmente y, luego de que todo el mundo diera por hecho que Escocia iba a ganar los puntos, la FIFA ordenó repetir el partido. Este se jugó cuatro meses más tarde en un campo neutral: el Estadio Luis II de Mónaco, y finalizó con un empate 0 a 0.
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