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Rinat Faizrajmánovich Dasáyev (en ruso, Ринат Файзрахманович Дасаев, a veces traducido como Dasaev; en tártaro, Rinat Faizrahman uly Dasaev) (Astracán, 13 de junio de 1957) es un ex-futbolista soviético. Es el padre de las gimnastas españolas Elmira Dassaeva y Cristina Dassaeva.
Dasáyev, un ídolo del fútbol soviético, jugó durante la mayor parte de la década de los 80 en el Spartak de Moscú. Con él obtuvo cinco ligas de la URSS y fue elegido en cinco ocasiones como el mejor arquero de la URSS (en 1980, 1982, 1983, 1985, 1987 y 1988) por la revista Ogonyok.
Defendió los colores de la selección de su país en tres Mundiales (España 1982, México 1986 e Italia 1990), así como también en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 (donde fue medalla de bronce) y la Eurocopa de 1988 (donde la URSS finalizó en el segundo puesto).
Fue el último gran portero de la antigua URSS, para muchos el sucesor del Lev Yashin. Pasó por España donde estuvo tres temporadas en el Sevilla F.C hasta su retiro en 1992, donde se le conocía como Rafaé por la similitud fonética con su apellido.
Realmente pasó con más pena que gloria por Sevilla, las lesiones le acompañaron durante su periplo y nunca estuvo físicamente al 100%. En 1992 tras no entrar en los planes del equipo decide retirarse, pasando a ser el entrenador de porteros del Sevilla F.C durante varios años.
Tuvo una tienda de deportes en Sevilla llamada deportes Dassaev, muy cerca del Estadio Ramón Sanchez Pizjuan. Tras abandonar la ciudad unos años después ya en Rusia creo la escuela de futbol y porteros Rinat Dassaev y colaborando en la formación de porteros en el Torpedo de Moscú
Se retiró a comienzos de los '90s, después de que su contrato con el Sevilla terminara.
Actualmente es entrenador de porteros en la cantera del Spartak de Moscú.
Marco Antonio Etcheverry Vargas (a) “El diablo”, fue un delantero boliviano recordado por la hazaña de clasificar a su país para el mundial de Estados Unidos, en 1994, donde no le fue bien futbolísticamente. Fue la única vez que el equipo del altiplano logró llegar al máximo certamen mundialista.
Nació en Santa Cruz de la Sierra el 26 de septiembre de 1970.
Surgió de las inferiores de la academia Tahuichi Aguilera y en su trayectoria pasó por los equipos de fútbol de Bolivia( Destroyers, Bolívar, Oriente Petrolero), el español Albacete Balompié, el chileno Colo-Colo, el colombiano América de Cali, el estadounidense D.C. United (club en el que estuvo por 8 años), y los ecuatorianos Barcelona Sporting Club y Club Sport Emelec.
Fue un jugador extraordinario, talentoso, con un despliegue llamativo y gran velocidad, excelente panorama, gran dominio de pelota y una pegada letal.
El Diablo fue la figura estelar de los últimos 20 años de la Selección de fútbol de Bolivia, participando en 71 juegos y marcando 13 goles. Fue pieza fundamental, como dijimos, para la clasificación de Bolivia al mundial de EEUU, junto con Erwin Sánchez ("Platini"), Julio César Baldivieso, el goleador William Ramallo entre otros, dirigidos por Xabier Azkargorta. Jugó la Copa Mundial de Fútbol de 1994, donde es recordado por jugar sólo 4 minutos 30 segundos del juego inaugural contra Alemania, siendo expulsado por una falta evitable. Además es recordado por haberle anotado el primer gol de la histórica victoria 2-0 ante Brasil en la ciudad de La Paz en la eliminatorias de 1993, con esta derrota Brasil perdería el invicto en eliminatorias mundialistas.
Para su retiro en el año 2006 se hizo un partido de despedida en el Estadio "Ramón Tahuichi Aguilera" en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, entre la legendaria selección boliviana del 94, contra las estrellas del fútbol y amigos del diablo como: Carlos Valderrama, Iván Zamorano, José Luís Chilavert, Diego Latorre, Alex Aguinaga, Sergio Acosta, Sergio Martínez, Fernando Gamboa, entre muchos otros.
Luego incursionó como técnico en Bolivia y Ecuador.
En su palmarés tiene tres títulos de la MLS, dos Copas MLS, una Champions de la CONCACAF, una Copa Interamericana, una Liga ecuatoriana y una Liga boliviana.
En el partido en el que Francia derrotó a Kuwait por 4 a 1 durante el mundial de 1982 disputado en España, ocurrió un hecho sin precedentes.
En el minuto 83 de juego los galos convirtieron un gol pero los kuwaitíes protestaron por un silbato que habría sonado desde una tribuna. El árbitro soviético Miroslav Stupar había convalidado el gol y el jeque Fahid Al-Ahmad Al-Sabah, presidente de la Federación kuwaití de futbol y hermano del emir del país de medio oriente, primero hizo señas a sus jugadores y luego bajó al césped ante la mirada atónita de todo el estadio-Incluidas las fuerzas de seguridad-. Acto seguido habló primero con los jugadores de su selección y después se dirigió al juez Stupar para que anulara el tanto. Este finalmente atendió su reclamo y lo dejó sin efecto sancionando un pique para reanudar el partido. Un minuto después, por una jugada de Maxime Bossis, volvió a conseguir el 4 a 1 la selección francesa.
Tras este partido, el árbitro Stupar fue sancionado de por vida para dirigir en cualquier partido de índole internacional mientras que el jeque Fahid Al-Ahmad Al-Sabah fue multado con 10.000 dólares.
Este jeque falleció ocho años más tarde en 1990, en un ataque de Irak a Kuwait durante la guerra del golfo.
Por primera vez en su historia, Irán se ha
clasificado para dos mundiales de fútbol seguidos. Estuvo en Brasil 2014 y
estará también en Rusia 2018. En este último caso, clasificando como segunda
selección en el mundo, detrás del mismísimo Brasil. Indudablemente, el fútbol
del país asiático se encuentra en franca evolución, la que debería ser
ratificada en la próxima copa. Muchas explicaciones pueden ensayarse para este
salto de calidad. Una, es la indudable influencia del entrenador Carlos
Queiroz, cuyo trabajo ha sido decisivo para el balompié de esta potencia
asiática.
Pero este ascenso también puede explicarse por una generación de buenos
futbolistas. Entre ellos, se destaca el jugador del Rubin Kazan de Rusia,
Sardar Azmoun, al que muchos llaman el Messi de Irán. De apenas 22 años de
edad, este jugador electrizante y goleador letal aspira a ser una de las
revelaciones del próximo mundial.
Este delantero de 1, 86 metros de estatura comenzó jugando al vóley,
deporte donde llegó a sobresalir, bajo la atenta mirada de Khalil, su padre, ex
voleibolista y entrenador de esa disciplina. Sin embargo, Sardar se decidió por
el fútbol y todo parece indicar que no se equivocó.
En
Sudamérica asumimos como un hecho incontrovertible que Pelé fue el mayor
goleador de todos los tiempos. En Argentina, recordamos a O Rei convirtiendo de
penal su gol número 1000 contra el arquero Andrada, ex Rosario Central.
Sin
embargo, otras versiones dan cuenta que ni el brasileño hizo mil goles ni es
tampoco el máximo artillero del fútbol mundial.
El
austríaco Josef “Pepi” Bican sería, según
datos que dicen ser fidedignos, el futbolista más anotador en la historia del
fútbol habiendo convertido un total de 805 goles en 530 partidos oficiales. Así
lo señala, por ejemplo, el portal experto
en estadísticas históricas de Rec.Sport.Soccer Statistics Foundation. Tras él se sitúan los
brasileños Romário da Souza y Edson Arantes
do Nascimento “Pelé” con 772 y 767 goles
respectivamente. Le siguen Ferenc
Puskás con 746, Gerd Müller
con 735, Cristiano Ronaldo con 631 y Lionel Messi con 595.
En este
listado se computan solamente tantos marcados en partidos oficiales de primera
división. Por lo tanto, no se suman les marcados en amistosos ni en divisiones
inferiores.
Probablemente muchos futboleros recuerden la sorprendente
aparición mundialista –en Alemania 1974- de un arquero ignoto que provenía de
Haitì –el país más pobre de América- y que desde su humildad y sus atajadas
espectaculares y acaso desusadas demostró una solvencia inesperada y se ganó un
lugar entre las figuras que provenían, en general, de las selecciones más
poderosas de la tierra.
Este corpulento portero (1, 83 m) nacido en la castigada
Puerto Príncipe el 26 de mayo de 1946, que transcurrió su carrera entre el
Haitian Victory SC de su paísy el
alemán TSV 1860 München, jugó los tres partidos del grupo que Haití alcanzó a
disputar en la copa del mundo teutona y a más de 40 años de esa gesta reconoció
que haber llegado a la máxima instancia internacional del fútbol fue para los
haitianos, y para él mismo, una hazaña inesperada.
Después de aquel Mundial. Francillon reconoció queesfuerzos fueron financiados directamente por
Jean-Claude Duvalier, el hijo de François, el Papa Doc, dictador de Haití hasta
el año 1971, a quien se llamaba indistintamente el chamán, el hechicero, la
deidad vudú. Duvalier habría convencido a los Estados Unidos de América de que
él sería el baluarte contra el comunismo de Castro. Tenía un método seguro para
aquellos que no estaban convencidos en casa: los asesinaba. Jean-Claude era su
hijo. Tomó el poder cuando tenía 19 años, lo llamaron Baby Doc, se mantendría a
cargo hasta el levantamiento popular de 1986. Aquí. En 1973, fue Duvalier quien
obtuvo de la FIFA que todas las eliminatorias del grupo clasificatorio para la
Copa Mundial se llevaron a cabo en Haití. “Obviamente nos calificamos a
nosotros mismos”, dijo el arquero. “Todos recibimos un Fiat 147 y un viaje a
Alemania con unos meses de anticipación, para que nos preparemos lo mejor que
podamos en el primer juego: Haití contra Italia”.
Llegamos al Campeonato Mundial gracias a un entrenador
italiano, Ettore Trevisan. Un triestino.Como Rocco, Valcareggi y Maldini. Él
vino a enseñarnos cómo permanecer en el campo. Atacamos, dijo, atacamos. Las
alas regresan, se insertan las espaldas completas. Y lo miramos con los ojos
afuera. A través de la libertad, dijo: nos enseñó a ser agresivos, nos quitó la
resignación con la que salimos a la cancha. Pero cuando se alcanzó la
calificación, algo sucedió. Trevisan no fue invitado a la fiesta, comenzó una
campaña contra él en nuestros periódicos, en la Federación de Fútbol lo
llamaron un extraño. Algo tenía que ver con su contrato. Era un empleado del
Ministerio de Asuntos Exteriores italiano, en el pasaporte estaba escrito:
consejero especial de la Federación de Fútbol de Haití. Había venido aquí como
enviado de la oficina de apoyo a los países en desarrollo. Cuanto más cerca
estaba el mundo, más se convertía Ettore en un extraño. Especialmente cuando
terminamos en el mismo grupo de Italia. Para los Duvaliers, el hombre de Italia
era ahora un espía de Valcareggi. Dos veces entraron extraños en la casa, una
noche quisieron arrastrarlo al aeropuerto para que lo llevara de regreso al
primer vuelo a Roma. También hubo una cuestión de premios por aclarar. Ettore
fue uno más para compartir, en la Asociación de Fútbol decidieron
interrumpirlo. Nos gustaba Ettore. Sanon fue su alumno. Dijo que para él era un
Gigi Riva con su pie derecho. Pero la dictadura exigió elogios solo para ellos
mismos. El haitianismo con Ettore estaba en riesgo. En la rosa solo había un
jugador blanco, Vorbe, el hijo del presidente de la federación. En Trevisan,
realizaron una entrevista en enero a un periódico italiano, en la que nos dijo
que los futbolistas de Haití vivíamos en chozas, que estábamos mal alimentados
y que para clasificar para la Copa del Mundo teníamos que ganar nuestros
complejos para con el hombre blanco. En febrero renunció. Trevisan regresó a
Italia. En el aeropuerto se presentó con documentos escritos a mano por su
esposa Ada y se los entregó a los periodistas. Era una entrevista ya
transcrita: preguntas y respuestas. Así que no estamos jugando, dijo.
El equipo en Alemania estaba a cargo de Antoine Tassy , un
oficial que había sido adjunto de Ettore.Nos mantuvo a todos los encerrados en
el hostal donde nos alojábamos. Solo salimos una vez durante el período de
concentración. Para un viaje al zoológico. Contra Italia tomamos la delantera
en la segunda mitad, Capello en el campo nos habló de todos los colores, y
durante 6 minutos - hasta el empate de Rivera - en Puerto Príncipe hubo
fiestas, carruseles y disparos de armas en el aire . El día en que Italia comenzaba
a retirar a sus campeones, lo habíamos previsto todo.Los descensos de Facchetti
en el ala, las asistencias de Rivera, los movimientos de Riva. Solo una cosa no
estábamos listos. La lluvia Durante meses hemos entrenado en arcilla, con
suelas lisas. Sabíamos todo sobre Italia, pero no sabíamos cómo pararnos sobre
la hierba mojada. Y la hierba ese día estaba empapando. Perdimos, pero no
colapsamos: 3 a 1”. De esa manera, Francillon recuerda la inolvidable aunque
extraña participación de Haití –rival de Argentina- en aquella copa del mundo.
Mucho
se ha hablado en nuestro país de la “selección fantasma”, aquel equipo argentino
que en 1973, dirigido por la dupla
que componían Enrique Sivori y Miguel Ignomiriello, se preparó para las
eliminatorias del mundial de Alemania de 1974 en una zona que integraba junto a
Bolivia y Paraguay.Para jugar frente a Bolivia en La Paz, Ignomiriello reclutó un equipo
alternativo el cual entrenaría por un lapso de 90 días en la altura para
tratar de aclimatarse a la misma. Cabe señalar que, debido a la falta de apoyo
económico por parte de la AFA, este equipo debió jugar varios partidos
amistosos (con Bolivia, Perú y el Norte argentino) con el objetivo de recaudar
los fondos. Nos hemos ocupado incluso de este tema en nuestro blog (1).
Pero tan sólo un año después, en 1974,
Argentina conformó una selección juvenil “fantasma”. En este caso, por haber
sido prácticamente borrada de la historia futbolística argentina. Salido de los
juegos deportivos “Hombre Nuevo”, disputados en Embalse Río Tercero en
noviembre de ese año, ese combinado reclutó a las figuras más destacadas de
todo el país. Según wikipedia, ese plantel estuvo a cargo de Norberto
Yácono y José Vigo. Esta selección se instaló en el ex Centro de
Educación Física Número 1 de Republiquetas 1050, luego denominado Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo de Buenos Aires y se entrenó allí durante
siete meses. Este equipo hizo una gira por Sudamérica enfrentando a equipos de
Perú, Brasil y Venezuela y a la vez enfrentaba a equipos de la Primera
División de Argentina. El capitán de ese equipo fue el notable volante central ex Racing
Guillermo Herrera. También formaron parte de ese grupo el arquero Gabriel Leopoldo Puentedura
(ex River, Atlético y San Martín de Tucumán, Huracán, Platense y Banfield) y el goleador riojano del Atlético
Madrid, Luis
Mario Cabrera Molina. También integraron
aquel equipo el puntero Juan Antonio Garaffa, titular en el San Telmo que
jugara en primera División en 1976, el defensor entrerriano Dante Pralong(ex Patronato e Independiente Rivadavia) y el
arquero de General Belgrano de La Pampa Eduardo Luis Aguirre, mi viejo.
En la última jornada del Grupo A del mundial de 1978 se enfrentaron Francia y Hungría -ambos eliminados a esa altura de la competición- en el estadio mundialista de Mar Del Plata-hoy llamado José María Minella-, en un partido que terminó con resultado favorable al equipo francés por 3 a 1.
Este partido tuvo una recordada particularidad: como Francia y Hungría habían llevado un juego de camisetas blancas, el encuentro debió demorarse más de media hora ya que hubo que conseguir de urgencia un juego de camisetas para que el conjunto francés pueda jugar el partido. Ahí fue cuando apareció la posibilidad de que los galos utilizaran la casaca del Kimberley marplatense (verde y blanca), que tenía numeración corrida que iba únicamente de los números 1 al 16. Vale decir que los jugadores franceses lucieron un número en su camiseta y otro en su pantalón.
La Selección de Corea del Norte fue uno de los 16 equipos participantes de la Copa Mundial de Fútbol de 1966, que se realizó en Inglaterra entre los días 11 y 30 de julio de ese mismo año.
La zona clasificatoria de Asia y Oceanía estaba integrada solamente por 4 equipos, en los que se incluyó a Sudáfrica por motivos políticos. Los cuatro equipos debían disputar una liguilla, en la que el campeón se enfrentaría al representante africano. El equipo de Corea del Sur se vio obligado a retirarse de la eliminatoria debido a problemas logísticos, y la selección de Sudáfrica fue excluida por el apartheid, por lo que Corea del Norte y Australia se jugaron la clasificación entre ellas, clasificándose el combinado del país socialista.
Hasta ese momento, debido a su régimen socialista, el combinado local era totalmente amateur y con prácticamente nulo roce internacional (ni siquiera habían disputado la Copa Asia). Ante esto, el Jefe de Estado, Kim Il-Sung, eligió a dedo a los 22 futbolistas que formaron parte de la nómina mundialista. La gran mayoría eran militares de grado, a quienes el líder de la Nación les exigió que vuelvan sin hacer ningún papelón y que le regalen una alegría al pueblo. Algo similar, pero salvando las distancias, había pasado con el Rey Carol II y su lista para el Mundial de 1930.
Su debut en el Grupo D fue un golpe importante a la ilusión de este 'ejercito' al caer por 3 a 0 ante la Unión Soviética. En el segundo partido, la cosa cambió un poco. A base de gran velocidad y capacidad atlética, los asiáticos lograron ocultar sus limitaciones y consiguieron una agónica igualdad 1 a 1 ante Chile debido al tanto de Seung Zin Pak.
Con estos resultados cosechados, la única manera para que los comandados por Rye Hyun Myung pasasen de ronda era imponiéndose ante la poderosa Italia, algo que parecía una quimera. En el Ayresome Park, todos los "tanos" que acudieron esperaban una fácil goleada, mientras que los 12 norcoreanos (eran los únicos que viajaron por haber ganado un concurso del Gobierno) esperaban evitar un papelón.
Ese 19 de julio terminó pasando a la historia. Corea del Norte le hizo honor a su apodo "Chollimas" –un mítico caballo asiático-, y logró la hazaña al vencer por 1 a 0, eliminar a una bicampeona del mundo y conseguir que un equipo de su región pasase la fase de grupos por primera vez en su historia. El tanto fue obra de Doo Ik Pak (era dentista de profesión y sargento del ejército nacional), a poco del cierre de la primera parte.
La esperanza que tenía la federación de Corea del Norte era tan pequeña que tuvieron que cancelar las reservaciones de los pasajes de vuelta que habían realizado para cambiarlos por unos a Liverpool, donde luego jugarían los Cuartos. Es más, ni hospedaje encontraron, por lo que tuvieron que aceptar el ofrecimiento de un centro religioso para quedarse.
Este resultado provocó uno de los peores papelones de la Azzurrra. Los de Edmondo Fabbri, para evitar la deshonra, crearon la inverosímil historia que los norcoreanos habían cambiado a todos los futbolistas en el entretiempo para estar frescos y seguir explotando su velocidad amparándose en que debido a su parecido físico nadie los podría reconocer.
Igualmente, la Nazionale no pudo eludir la furia de los tifosi y la prensa. Pese a que cambiaron sorpresivamente su lugar de arribo (en vez de Roma fueron a Génova), un grupo se dirigió hacia allí para recibirlos con una lluvia de tomates y algunos diarios se animaron a titular con "Nuestro fútbol ha muerto".
Ya entre los mejores ocho, este grupo de militares no se conformó y estuvo cerca de ir por más. En Goodison Park, todos quedaron perplejos al ver que a los 25 minutos se imponían por 3 a 0 ante nada más ni nada menos que la Portugal de Eusebio. Pero todo esto quedó en un simple recuerdo, la "Pantera Negra de Mozambique" se encendió por completo y con cuatro goles suyos y uno de José Augusto los europeos lograron poner el marcador 5 a 3.
Esta selección desconocida (recién volvió a participar en Sudáfrica 2010, donde culminó última), amateur, sin formación futbolística pero sí militar, cumplió con la orden que le propuso el Jefe de Estado de no defraudar; pero ellos terminaron redoblando la apuesta quedando para siempre en la historia.