Video: TyC Sports
Con el último suspiro, y un cabezazo salvador del zaguero José María Giménez, los charrúas le ganaron a Egipto con estricta justicia en Ekaterimburgo. Los egipcios -dirigidos por Héctor Cúper- demostraron ser un equipo duro, al que es difícil entrarle por abajo por su disciplina táctica y su concentración defensiva. Por eso este triunfo celeste es doblemente importante. Porque comenzaron ganando en un grupo complicado, cosa que no lograba desde hacía 48 años en un mundial, y porque lograron sortear las dificultades que les opuso el rival, que mantuvo a su figura Mohamed Salah en el banquillo de suplentes.
El propio Maestro Oscar Washington Tabárez reconoció que su equipo debió apelar a un recurso legítimo pero extremo como una pelota quieta para superar a los complicados africanos: "Egipto trabaja muy bien en las pelotas quietas, tiene un número seis muy alto que despejó muchas pelotas. Pero trabajamos mucho a dónde debían ir los centros. Incluso si mostramos la foto del gol de Godín a Italia (en Brasil 2014) y la comparamos con el gol de hoy, son muy parecidos; saltan más que cualquier rival, eso es capacidad y entrenamiento. La realidad es que ganamos con esa jugada y buscando el gol permanentemente. Los caminos al gol son infinitos".
De aquí en más, su futuro depende de la propia Celeste, de su potencial futbolístico y su histórica templanza de ánimo.
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